¿Cómo ministrar el nuevo pacto?

CAMBIO DE PARADIGMA

Conocemos el viejo pacto y el nuevo pacto pero, ¿cómo ministrar el nuevo pacto?

Para analizar esto debemos tener en cuenta las dos metas fundamentales que Dios se ha propuesto a través del ministerio del nuevo pacto:

  • 1)  edificar la iglesia a la perfección; y esto tiene que suceder en esta última edad ya que estamos en el tiempo inmediatamente anterior a la segunda venida de Cristo; y
  • 2)  evangelizar con poder, sabiendo que en los días venideros el evangelio será predicado en todas las naciones antes del fin.

TEXTO BÍBLICO

  • Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica. Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu? Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación (2 Co 3:4-9).

EL MENSAJE DEL NUEVO PACTO

1.         MINISTERIO DE FE

En el Antiguo Pacto había que obedecer la ley, y los hombres se esforzaban en obedecerla. Pero el Nuevo Pacto revela que toda la vida cristiana es por fe. (En adelante: antiguo pacto será: “AP”, y nuevo pacto será: “NP”).

  • El justo por la fe vivirá (Ro 1:17).

El ministerio del Espíritu se basa en la fe:

  • fe en Jesucristo, para recibir la salvación; ya que la salvación no es por obras, sino por la fe; y
  • fe en el Espíritu Santo para dar el mensaje de salvación, ya  que, este mensaje se  da a través del ministerio del Espíritu.

El ministerio del NP es un ministerio de fe:

  • fe para recibir la salvación, y
  • fe para impartir el mensaje de salvación.

Pablo dijo que somos ministros competentes del NP,

  • no porque seamos competentes debido a nuestros conocimientos y habilidades;
  • pero nuestra competencia viene de Dios (2 Co 3:4-5). Esto implica que el ministerio del NP es un ministerio de fe.

2.         CONDENACIÓN O JUSTIFICACIÓN

Veamos la diferencia entre los dos pactos:

  • Condenación. El ministerio del AP fue un ministerio de condenación (2 Co 3:9), porque la ley indicaba al hombre lo que tenía que hacer, pero no le daba  poder para vivir en santidad. Por lo tanto, no importa cuánto lo intentaron, nunca lograron alcanzar los objetivos divinos.
  • Justificación. El ministerio del NP es un ministerio de justificación (2 Co 3:9), porque teniendo fe en Jesucristo recibimos la salvación.

3.         ¿MINISTRAMOS AP O NP?

Veamos algo muy importante: aunque estamos en la era del NP, en la práctica  podemos estar ministrando AP. ¿Cómo es esto?

  • Si enseñamos que tienen que esforzarse para agradar a Dios, estamos ministrando AP; pero,
  • si ministramos que tienen que vivir por fe, estamos ministrando NP.

Aquí está la clave del ministerio del NP: debemos llevar a nuestros hermanos a depender de

  • Jesucristo, y del
  • Espíritu Santo.

4.         MINISTRAR VIDA

Hasta aquí hemos visto que en el AP los hombres debían esforzarse por cumplir la ley, y así agradar a Dios; y que, contrario a esto, en el NP tienen que creer en Jesucristo.

Ahora veamos lo que tenemos que hacer para ministrar a Cristo en el NP.

Debemos tener muy claro que ministrar en el NP es totalmente diferente al servir en el AP; sabiendo que, la letra mata mas el espíritu vivifica(2 Co 3:6).

  • Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra (Ro 7:6).

Además, debemos entender que ahora que somos salvos y tenemos al Espíritu Santo viviendo en nuestro espíritu, no solo debemos vivir en el espíritu, sino también ministrar en el espíritu; es decir, no ministrar con el poder del alma, sino con el poder de nuestro espíritu renovado.

Para ministrar a Cristo, para ministrar vida, tenemos que:

  • Morir a nosotros mismos sabiendo que:
    • La muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida (2 Co 4:2).
  • Servir guiados por el Espíritu. Es decir, tomar decisiones guiadas por el Espíritu; y no por nuestra mente.
    • Dijo el Espíritu Santo: Apartadme a… (Hch 13:2).
  • Aconsejar según la unción.
    • La unción misma nos enseña todas las cosas (1 Jn 2:27).
  • Elegir el tema para predicar inspirado por el Espíritu Santo.
    • El Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir (Lc 12:12).
  • Evangelizar recibiendo una revelación del Espíritu Santo, que será como una llave que abrirá el corazón de quien nos escucha. Por ejemplo, la llave que abrió el corazón de la mujer samaritana fue lo que Jesús le dijo:
    • cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido (Jn 4:18).
  • Ministrar a Cristo en cualquier área. Servir a Cristo no depende solo de la predicación. Podemos ministrar: barriendo, cocinando, etc.; y hacerlo de tal manera que la gente sienta la presencia de Dios. Por ejemplo, los siete diáconos que fueron escogidos para servir las mesas. (servir: “διακονέω, diakoneō, G1247, servir, ministro; viene desde: διάκονος, diakonos, ministro, siervo, diácono, G1249).
    • Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo (Hch 6:3).
  • Proclamar, no discutir. Al discutir apuntamos a la mente de quienes nos escuchan, tratando de convencerlos con nuestros argumentos. Pero este es un camino sin salida. En cambio, si apuntamos al espíritu, proclamando la verdad de Jesucristo permitiremos que Dios les dé revelación.
    • La exposición de tus palabras alumbra (Sal 119:130).
    • La fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios (Ro 10:17).
  • Ejercer fe. En el momento de ministrar, el río de Espíritu Santo fluirá de nosotros si ejercemos la fe en Jesucristo.
    • El que cree en mí… de su interior correrán ríos de agua viva (Jn 7:38).
  • Guiar. El ministro del evangelio debe guiar a los hombres a depender directamente del Espíritu Santo.
    • Todos me conocerán (Jer 31:24).
  • Enseñar. A diferencia del  AP, en el que los hombres tenían que esforzarse por obedecer la ley, en el NP los creyentes tienen que depender del Espíritu Santo y ser guiados por él, a través de la fe.
    •  “Pero si sois guiados por el Espíritu no estáis bajo la ley (Ga 5:18).

5.         EL PROPÓSITO DE DIOS

Debemos tener muy claro que, el ministerio del NP se basa en:

  • ministrar a Cristo a las personas,
  • a través del Espíritu Santo.

Finalmente, recordemos que el propósito de Dios es que:

  • todo creyente
  • ministre en el espíritu, y
  • para ello tenemos que depender del Espíritu Santo, y no de nuestro conocimiento.

FIN

AUTOR: Eduardo Pedro Saracchi. Profesor de Teología, graduado en Teología Pastoral. Iglesia Evangélica en Buenos Aires, República Argentina.

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